miércoles, 7 de mayo de 2014

ZARAGOZA ( ARQUEOLOGÍA DEL ÁREA)




Por esta época también aparecen los primeros montículos o pirámides ceremoniales, que quedaron como huellas arqueológicas, por ejemplo los restos que se encontraban en una loma cercana, al norte en relación al puente de “Acuaco”; donde existían las huellas de un montículo arrasado por los agricultores;  el diámetro de éste fue de aproximadamente 5 metros. En la actualidad este montículo  ha desaparecido, sin embargo se sabe de la existencia de otro en terrenos del llamado “Ejido de Zaragoza”, y de otro más que fue destruido,  en el lugar conocido como “Tecajetes”, a donde  “a decir de algunas personas”, se han encontrado objetos de cerámica.


En otras partes de Acuaco en forma ocasional se han encontrado  cuchillos y puntas de flechas de obsidiana, sobre todo en el lugar denominado “Rancho Viejo. ” aqui  se han hallado aparte de fragmentos de cerámica, también  núcleos cónicos, raspadores y otros objetos, que seguramente forman parte de los talleres líticos, que hemos mencionado.




NÚCLEOS CÓNICOS DE OBSIDIANA " RANCHO VIEJO "




            Debemos decir en honor a la verdad, que en toda Mesoamérica se dieron fuertes cambios entre 700 y 800 de nuestra época, éstos ni los especialistas lo han podido explicar, no sabemos como o porque las ciudades de ésta época desaparecieron, estamos concientes que nuestra región no fue ajena a los cambios ocasionados por tal acontecimiento, y que  lo que si podemos constatar es que hacia el año 600 de nuestra Era, una de estas grandes ciudades cobra  un esplendor inusitado, y aunque no sabemos de donde vinieron estas gentes, ellas realizan un enorme esfuerzo arquitectónico que da a luz una de las más grandes ciudades del altiplano: la ciudad que hoy conocemos tradicionalmente como “CANTONA”, que se encontraba a la orilla de una cuenca endorreica que contenía un enorme lago a orillas del cual se desarrolló. Esta enorme urbe sujetó a su control el territorio que estaba a su alrededor, y lógicamente las gentes que vivían  en sus entornos pasaron a ser sus tributarios, como consecuencia las gentes que vivían en  Zaragoza se incorporaron a esta tributación y vasallaje. 

            Y según el padre Torquemada en el año 719, los totonacos hacen su aparición en el área, consolidándose como pueblo dominante cien años más tarde, hablándose de su permanencia en Zacatlán, Huachinango, Tlapacoyan, Tlatlauquitepec e Ixtacamaxtitlán también en Tulancingo y Cempoala.

            Esta situación según las fuentes históricas cambió cuando la ciudad de “Caltona”(corruptamente “Cantona” “La ciudad del Sol”, de Calli: casa y tona:  apócope de Tonatiuh, Sol), cayó a sangre y fuego de las gentes bárbaras Chichimecas después de 1173, en el siglo XII de nuestra Era.



ECOS DE MI TIERRA . PARTE 1

INDICIOS ARQUEOLÓGICOS

Aunque no existe un estudio en detalle de lo que hoy conforma el municipio de Zaragoza, se sabe que este fue un sitio de gran importancia por su posición estratégica, en el conjunto geográfico donde se encuentra, es por así decirlo “un puerto” que permite la comunicación de los valles del Altiplano de México, con la región costera del Golfo.


            Se ha constatado que por nuestros entornos, desde épocas muy tempranas, hace aproximadamente unos 15,000 o 10,000 años, han dejado sus huellas los primeros recolectores cazadores que recorrieron en forma nómada los grandes bosques que cubrían y cubren gran parte de nuestras montañas, encontrándose sus restos en lugares cercanos a los ríos, o en algunos abrigos rocosos, donde se han localizado aisladamente sus vestigios: fogones, puntas de proyectil, raspadores y otros objetos de su cultura.






También se han encontrado en nuestra área, las huellas de los asentamientos de los primeros aldeanos, que mucho más tardíamente, hacia el año 800 o 600 antes de nuestra Era, también alrededor de las fuentes de agua hicieron sus rústicas chozas. Por lo cual nuestros contemporáneos, han encontrado en sus terrenos de cultivo  algunos fragmentos de cerámica, que son parte de los utensilios caseros que usaban y son los únicos testimonios de su presencia. Estos materiales, conocidos comúnmente como “tepalcates”, se han localizado en los sitios como “EL PORVENIR”, “RANCHO VIEJO”, “XALEHUALA”, colonia “SAN MARTÍN”, y en la parte poniente de nuestra población, detrás de la iglesia de “Nuestra Señora del Pilar”.






Podemos anotar también que al referirse al área que abarcaba en tiempos prehispánicos la provincia  tributaria de TLATLAUQUITEPEC, el arqueólogo Cepeda nos dice que:

“...el conocimiento que tenemos del área de estudio, nos permite inferir, que los primitivos pobladores eran de cultura sedentaria y agrícola, sin que hasta el punto sepamos de donde vinieron, es decir no sabemos la filiación étnica de los mismos”.

            En una probable segunda migración, durante las primeras etapas del Clásico, Veracruz en sus áreas noroeste y norte, sufre varias convulsiones, provocadas por la intrusión de grupos humanos de diversa procedencia. Según el Prof. Melgarejo Vivanco, uno de estos pueblos quizá fue el de los colhua-toltecas, que en su peregrinación recorren parte de la Sierra Norte de Puebla. Estas gentes habrían de llegar con una cultura más avanzada, en un tiempo que se ha comprendido entre los años 300 a 500 de nuestra Era, correspondiente al período cultural del esplendor de Tajín y los grandes centros del altiplano, esto según los datos arqueológicos de Zacapoaxtla y Xiutetelco, en el cual moradores provenientes del centro de México, de cultura teotihuacana llegan a nuestra región a construir arquitectónicamente monumentales edificios, esto también a los registros que se guardan en las relaciones geográficas de Xonotla y Tetela.

            Por esta razón en nuestra región, las aldeas y los pueblos se transformaron, muchos permanecen y otros reaparecen en forma de centros urbanos, ciudades que sujetarán a todas las aldeas de nuestro entorno para que con sus tributos surja una complicada casta sacerdotal que explotará los recursos naturales, estableciendo fuertes nexos comerciales, que permitieron transformar y enlazar a las grandes urbes como la Ciudad Sagrada del Tlachihualtepetl (Cholula), Teotihuacan, o el Tajin, con los productos regionales.

            De este momento, se han localizado en áreas de Zaragoza, talleres de fabricación de útiles de obsidiana, una obsidiana azulada, de la que se han localizado sus minas en las cercanías de la vecina población de Oyameles, y de la cual hemos encontrado núcleos de donde se extraían las navajas, raspadores y raederas, puntas de lanza y aún pequeñas puntas de flechas. Probablemente también de nuestra región se obtenían, plumas de pájaros de hermosos colores, carne de venados y jabalíes, animales montaraces, como linces, ocelotes, tigres y aún pumas, todos estos productos fueron de  explotación y fabricación local y los moradores procuraron su comercialización.